Conviene dejar la paella reposar unos minutos tapada con un gran paño o papel de periódico --no es bueno porque con la humedad se puede liberar algo de tinta, pero toda la vida lo he visto usar-- antes de servirla y recibir el aplauso de los presentes.

La ciencia, además de salvar vidas, también puede convertirse en un instrumento útil en la lucha contra operaciones delictivas. Lo que para el joven biólogo asturiano Pelayo Salinas se anunciaba como una misión de exploración en uno de los mayores santuarios de tiburones del mundo, en plenas islas Galápagos, acabó por convertirse en la pieza clave para destapar la mayor trama mundial en el tráfico de estos escualos.

La imagen de este animal fue sacada de la revista Africa Geographic y luego fue photoshopeada sobre una imagen de la inundación.

Tres pescadores que disfrutaban de su afición a bordo de un barco en la bahía de Cabo Cod, en la costa este de Estados Unidos, se llevaron un buen susto. Uno de los tres hombres capturó un pez y, en el momento de sacar del agua a su presa, y cuando esta ya colgada del sedal, un tiburón saltó sobre ella para arrebatársela al pescador.

El susto de los tres fue mayúsculo, como puede verse en este vídeo.

El calendario festivo se alarga hasta el próximo día 17, una semana por delante llena de actividades, de propuestas y de oportunidades para compartir en hermandad.

El Gobierno ha abierto un periodo de consulta pública para preparar el proyecto de Real Decreto de regulación de la pesquería de atún rojo en el Atlántico oriental y el Mediterráneo para adecuar la normativa española ante el "previsible" anuncio de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA) de incrementar las cuotas de captura al pasar de un Plan de Recuperación a un Plan de Gestión de la especie.

Diversas culturas en su mitología describen la existencia de hipotéticas criaturas marinas que perturban la calma del mar, sin embargo, en los últimos meses los huracanes como Harvey demostraron que son los verdaderos “kraken” del océano.

Los virus oceánicos, descubiertos en la década de 1980, no solo son las entidades biológicas más abundantes de las profundidades marinas, sino que además, lejos de estar aletargados, estos microorganismos juegan un papel esencial en la cadena trófica que sostiene la vida oceánica.