Miles de jóvenes aves marinas, entre ellas las pardelas cenicienta (Calonectris diomedea), abandonan el nido de noche para iniciar sus primeros vuelos hacia el océano. Sin embargo, en lugar de llegar hasta el mar, cada vez son más los casos detectados de polluelos que se desvían de su trayectoria inicial al ser deslumbrados por las luces de ciudades o carreteras. Desorientados, en ocasiones chocan con edificios y árboles o terminan en el suelo, donde son vulnerables a predadores y atropellos. Con el objetivo de reducir la mortalidad entre estas aves, un trabajo desarrollado en Canarias y liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha estudiado qué niveles de luz y a qué distancia se puede provocar esta desorientación.
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¿Qué es Háblame del Mar?
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