Una invasión de medusas amedrenta a los bañistas
Los usuarios optan por no mojarse para evitar las picaduras · Ayuda a que Protección Civil no se sature con las curas
motril/Luisa y su hijo Agustín, desde que el niño finalizara el curso escolar, instalan cada día la sombrilla en la playa; unos días en La Rijana, otros en Playa Granada y ayer le tocó el turno a Calahonda. "Con el calor que está haciendo, qué pena que no te puedas meter en el agua", lamentó la madre.
En cambio, su hijo de 5 años estaba entusiasmado en el papel de cazamedusas y desde la inocencia de su edad creía que podía limpiar con su diminuto cubo toda la costa de este acéfalo luminiceste. "Mira, ¡ésta es más grande!", exclamaba orgulloso, mientras continuaba con su improvisada labor, auxiliado por dos colegas de faena. Otras mamás observaban preocupadas las evoluciones de sus hijos y a veces ejercían como ayudantes. La madre de Carlota, por ejemplo, señaló que el día anterior sacó del mar hasta 30.
De ahí que a derecha y a izquierda de la orilla pocos se bañaban y los que lo hacían era con cara de mosqueo. No paraban de observar si por la superficie o en el fondo podía haber alguno de estos molestos bichos urticantes.
Protección Civil de Calahonda explicó que no habían tenido que proceder a muchas curas, ya que "el público actúa con mucha precaución, porque ya saben lo que son las medusas, por otros años".
Más que por la bandera amarilla que permanecía izada ayer, lo que mejor funciona es el grito de "¡Ahí hay una medusa!". Es escuchar esas palabras y todo el mundo se sale del agua.
Esta escena se vivió este fin de semana en el litoral granadino, al igual que en el malagueño. La peor plaga, hasta la fecha, se vivió a finales de junio. Sin embargo, el resto de días estos animales permitieron que los bañistas se pudieran refrescar sin excesivos problemas, aunque con precaución.
El mar en calma, la ausencia de viento y las altas temperaturas que invitan a un baño son las mismas condiciones que hacen a las medusas acercarse a la orilla. Fueron los factores que provocaron una proliferación de la pelagia noctiluca y obligaron a los voluntarios de Protección Civil de Motril a izar la bandera roja en los mástiles y prohibir radicalmente el baño a finales del mes pasado. En días anteriores, con temperaturas igualmente altas, se habían dejado ver en Melicena, Almuñécar o La Herradura.
Rafael Jiménez, biólogo marino y presidente del Observatorio del Mar, comentó que "son muy diversos los factores que influyen en los episodios de proliferación masiva de medusas, pero principalmente son la temperatura, la salinidad del agua del mar, las corrientes marinas y los vientos. Las medusas habitan alejadas del borde litoral a una distancia entre 20 y 40 millas, donde las condiciones oceanográficas de salinidad y temperatura son más elevadas que las costeras, actuando de barrera el agua costera más fría y menos salina".
Según el experto, estos invertebrados tienen su fase sexual en los meses primaverales, que se convierten en determinantes de la presencia o no de medusas durante el verano. Las lluvias de abril y mayo han podido provocar que baje la salinidad en las aguas costeras y que se haya creado una barrera con las oceánicas (las más alejadas) que tiene más salinidad. "También hemos tenido una primavera muy agitada por los temporales de poniente, que han podido provocar que la dinámica marina sea más activa y ha venido bien, porque el agua calmada y a más temperatura del levante es más propicia para que se produzca estos bloom de medusas".
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