En la Isla de las Focas una ballena de diez metros y medio, que había muerto misteriosamente, fue remolcada por la policía mar adentro y retirada cerca de una playa de esta isla sudafricana.
Un grupo de investigadores filma la aproximación al cadáver de una manada de tiburones que empiezan a devorarlo con grandes mordiscos. Se produce ante ellos el más frenético y espectacular banquete que posiblemente jamás hayan presenciado ojos humanos.
En estas frías aguas los tiburones blancos, animales de sangre caliente, parecen disfrutar de una grasa de ballena rica en calorías que les sirve para aplacar su voraz apetito.
27 tiburones acuden a la llamada en tan sólo cuatro horas desde que apareció la ballena en la Isla de las Focas. Es probable que nunca se hayan visto tantos tiburones blancos juntos en un solo lugar.
Cada uno de los tiburones devora cientos de kilos del cuerpo de la ballena, que va desapareciendo de la vista de los buzos que están filmando la escena.
A medida que se van saciando los tiburones cambian su conducta. Hartos, los depredadores parecen intoxicados, no sólo por la orgía de la carne, sino quizás también por la presencia de tantos miembros del sexo opuesto.
Nunca había sido filmado tan de cerca el proceso de apareamiento de un tiburón blanco. Por primera vez se puede observar el aspecto de un macho muy excitado sexualmente. Parece ser que cuando llenan sus vientres con estos banquetes multitudinarios, se producen cambios hormonales debido a la proximidad de individuos de distinto sexo y las hembras se tornan más receptivas.
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