Una anguila impulsada por baterías serpentea frente a las costas en busca de zonas minadas. Una medusa es en realidad un robot de vigilancia que obtiene la energía de los átomos que la rodean, mientras que un pez se impulsa con unas aletas que también sirven para recopilar datos de inteligencia.
La Oficina de Investigación Naval está dando sus primeros pasos para convertir en realidad esas visiones futuristas.
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