Una extraña especie, llamada Tamisiocaris borealis, utilizaba enormes y especializados apéndices para filtrar el plancton, de forma similar a como se alimentan hoy en día las ballenas modernas.
Los fósiles recién descubiertos demuestran que con el tiempo sus apéndices prensiles se transformaron en un aparato de filtración que podía ser arrastrado como una red a través del agua, atrapando pequeños crustáceos y otros organismos diminutos.
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